Tras la publicación de El plantador de tabaco y Giles, el niño cabra, Sexto Piso rescata en un solo volumen las dos primeras novelas de John Barth, La ópera flotante y El final del camino, que tienen muchos puntos en común: ambas pueden considerarse novelas filosóficas en las que priman un fatalismo existencialista y un nihilismo en parte deudores de Sartre, Camus y el Zeitgeist de posguerra, aunque no están exentas (para deleite de los lectores) de una evidente carga de humor e ironía, marca de la casa; en ambas hay un triángulo amoroso más que peculiar y ambas están escritas en un estilo que, aunque llamativo y original, lleno de inteligencia y virtuosismo, es más bien realista en contraposición a las desbordantes y juguetonas incursiones en la metaficción que veríamos en obras posteriores de Barth y que se convertirían en el sello distintivo del autor.

Así las cosas, este rescate es doblemente necesario: vuelve a poner en circulación dos títulos agotados en nuestras librerías, a la vez que los reivindica como obras tremendamente disfrutables, con un valor y una calidad literaria propios, que merecen ocupar un lugar destacado en la constelación barthiana. En La ópera flotante vemos el sinsentido de la vida a través de los ojos de Todd Andrews, un abogado treintañero que decide suicidarse. El final del camino nos presenta a un personaje, el joven Jack Horner, que también sigue esa senda plagada de pensamientos oscuros, pero que acaba poniéndose en manos de un doctor, una brillante mezcla de santo y diablo, con quien iniciará la más extraña de las «curas».

La ópera flotante - El final del camino - John Barth

$43.500
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Tras la publicación de El plantador de tabaco y Giles, el niño cabra, Sexto Piso rescata en un solo volumen las dos primeras novelas de John Barth, La ópera flotante y El final del camino, que tienen muchos puntos en común: ambas pueden considerarse novelas filosóficas en las que priman un fatalismo existencialista y un nihilismo en parte deudores de Sartre, Camus y el Zeitgeist de posguerra, aunque no están exentas (para deleite de los lectores) de una evidente carga de humor e ironía, marca de la casa; en ambas hay un triángulo amoroso más que peculiar y ambas están escritas en un estilo que, aunque llamativo y original, lleno de inteligencia y virtuosismo, es más bien realista en contraposición a las desbordantes y juguetonas incursiones en la metaficción que veríamos en obras posteriores de Barth y que se convertirían en el sello distintivo del autor.

Así las cosas, este rescate es doblemente necesario: vuelve a poner en circulación dos títulos agotados en nuestras librerías, a la vez que los reivindica como obras tremendamente disfrutables, con un valor y una calidad literaria propios, que merecen ocupar un lugar destacado en la constelación barthiana. En La ópera flotante vemos el sinsentido de la vida a través de los ojos de Todd Andrews, un abogado treintañero que decide suicidarse. El final del camino nos presenta a un personaje, el joven Jack Horner, que también sigue esa senda plagada de pensamientos oscuros, pero que acaba poniéndose en manos de un doctor, una brillante mezcla de santo y diablo, con quien iniciará la más extraña de las «curas».