Una inmodesta desproporción - Luis Chitarroni
Mansalva

Páginas: 192
Formato: 21x14x3
Peso: 0.4 kgs.
ISBN: 9789878337715

Escrito durante años con ideas no siempre distintas de largo poema narrativo, Una inmodesta desproporción acaso alcance para escapar de la custodia geométrica sin mencionar siquiera el reino de la simetría. La idea de verso se modifica por ejercicio de extensión de la estrofa, y esta a su vez confunde lasitud y latitud. Muchas puertas se golpean y muchos umbrales se disipan y muchas voces oír se dejan sin que ni siquiera alguien avezado se atreva o arrime a oírlas, mientras el teje y maneje de algo sucio y ¿por qué no? cristalino comienza por parecer inmodesto hasta convertirse ¿por qué no? en redundante. Proporciones. Ya se habló de excesos, y hasta hubo disciplinas espaciadas y exclusivas que lo explicaron, le subrayaron las intenciones a lo obvio, lo enviaron con solícito desdén, y hasta con música, a otra parte, como para que una contratapa se venga a mandar lo mismo. Luis Chitarroni no juega con las palabras, no sabría cómo hacerlo, pero la mayoría de ellas toman revancha porque alguna vez lo intentó. Esto es el resultado de un arte, por decirlo así.

Una inmodesta desproporción - Luis Chitarroni

$20.800
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Una inmodesta desproporción - Luis Chitarroni
Mansalva

Páginas: 192
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Escrito durante años con ideas no siempre distintas de largo poema narrativo, Una inmodesta desproporción acaso alcance para escapar de la custodia geométrica sin mencionar siquiera el reino de la simetría. La idea de verso se modifica por ejercicio de extensión de la estrofa, y esta a su vez confunde lasitud y latitud. Muchas puertas se golpean y muchos umbrales se disipan y muchas voces oír se dejan sin que ni siquiera alguien avezado se atreva o arrime a oírlas, mientras el teje y maneje de algo sucio y ¿por qué no? cristalino comienza por parecer inmodesto hasta convertirse ¿por qué no? en redundante. Proporciones. Ya se habló de excesos, y hasta hubo disciplinas espaciadas y exclusivas que lo explicaron, le subrayaron las intenciones a lo obvio, lo enviaron con solícito desdén, y hasta con música, a otra parte, como para que una contratapa se venga a mandar lo mismo. Luis Chitarroni no juega con las palabras, no sabría cómo hacerlo, pero la mayoría de ellas toman revancha porque alguna vez lo intentó. Esto es el resultado de un arte, por decirlo así.