Después de una hermosa travesía, llegamos a Marsella en febrero de 1904. La ciudad estaba tan inundada de sol que nos parecía que todavía estábamos en Egipto, de donde veníamos. Me acosaba la idea de que deberíamos quedarnos por lo menos un mes en el sur, con el fin de esperar a que el frío se calmara antes de seguir hacia el norte. Estábamos en un restaurante, comiéndonos una exquisita bullabesa, que es la gloria de esta región, cuando el mozo nos dijo, no sé por qué razón, que acababan de instalar un tren eléctrico entre Aix y Marsella. La mención de Aix despertó en mí el recuerdo de mi viejo maestro, el pintor a quien solo conocía a través de sus obras y de quien mis primeros ensayos en el arte habían extraído sus lecciones. Cuando supe que el viaje de Marsella a Aix solo llevaba dos horas, decidí dedicarle el día siguiente a visitar a Paul Cézanne.

¿Un color? La armonía - Conversaciones con Paul Cézanne

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Después de una hermosa travesía, llegamos a Marsella en febrero de 1904. La ciudad estaba tan inundada de sol que nos parecía que todavía estábamos en Egipto, de donde veníamos. Me acosaba la idea de que deberíamos quedarnos por lo menos un mes en el sur, con el fin de esperar a que el frío se calmara antes de seguir hacia el norte. Estábamos en un restaurante, comiéndonos una exquisita bullabesa, que es la gloria de esta región, cuando el mozo nos dijo, no sé por qué razón, que acababan de instalar un tren eléctrico entre Aix y Marsella. La mención de Aix despertó en mí el recuerdo de mi viejo maestro, el pintor a quien solo conocía a través de sus obras y de quien mis primeros ensayos en el arte habían extraído sus lecciones. Cuando supe que el viaje de Marsella a Aix solo llevaba dos horas, decidí dedicarle el día siguiente a visitar a Paul Cézanne.