Vicente Quirarte
México - Ciudad que es un país
Pre Textos

Páginas: 544
Formato: 23x15x2
Peso: 0.5 kgs.
ISBN: 9788417143343

En ambos sentidos, México es una ciudad que es un país: ¿Ciudad que pertenece a la nación o que exige el nombre del país entero? Ésta no es la historia ortodoxa de una de las concentraciones urbanas más grandes del planeta, sino el testimonio de uno de sus habitantes que la lee en varios momentos de su historia. Al mismo tiempo es una confesión de las pasiones que su devoto ha vivido con ella. Como el autor escribió en otra parte:“Amar una ciudad es necesario y fatal. Igualmente odiarla, aunque ambas emociones, al mirarse en su espejo, encuentren semejanzas y diferencias. Amar a la Ciudad de México parece una tarea cada vez más ardua. Fácil es caer en la inmediata provocación de repudiarla: aceptar el hechizo de condiciones y medios que facilitan el fugaz abandono del desastre. Sin embargo, tarde o temprano, humillados y ofendidos, convencidos o escépticos, por misteriosas razones regresamos a la imposible, la infiel, la insoportable. La inevitable Ciudad de México, noble y leal a pesar de nosotros. En sus casi siete siglos de existencia, los habitantes y los elementos hemos destruido una y otra vez nuestra ciudad. Con idéntica pasión y energía hemos vuelto a levantarla.

México - Ciudad que es un país

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En ambos sentidos, México es una ciudad que es un país: ¿Ciudad que pertenece a la nación o que exige el nombre del país entero? Ésta no es la historia ortodoxa de una de las concentraciones urbanas más grandes del planeta, sino el testimonio de uno de sus habitantes que la lee en varios momentos de su historia. Al mismo tiempo es una confesión de las pasiones que su devoto ha vivido con ella. Como el autor escribió en otra parte:“Amar una ciudad es necesario y fatal. Igualmente odiarla, aunque ambas emociones, al mirarse en su espejo, encuentren semejanzas y diferencias. Amar a la Ciudad de México parece una tarea cada vez más ardua. Fácil es caer en la inmediata provocación de repudiarla: aceptar el hechizo de condiciones y medios que facilitan el fugaz abandono del desastre. Sin embargo, tarde o temprano, humillados y ofendidos, convencidos o escépticos, por misteriosas razones regresamos a la imposible, la infiel, la insoportable. La inevitable Ciudad de México, noble y leal a pesar de nosotros. En sus casi siete siglos de existencia, los habitantes y los elementos hemos destruido una y otra vez nuestra ciudad. Con idéntica pasión y energía hemos vuelto a levantarla.