Ricardo Rojas Ayrala
El delicado oficio argentino de dar muerte
Evaristo

Páginas: 248
Formato: 20 x 13 x 2
Peso: 0.4 kgs.
ISBN: 9789874911056

El "Churro" Batilana, comisario responsable de una seccional céntrica de la ciudad de Buenos Aires, contrata a un reputado sicario para prender fuego el emblemático templo judío de la calle Libertad. Algo sale mal, muere quemado el sereno paraguayo a quien un agente suelto de la Mossad quiere hacer pasar por el gran Rabino de Ceuta, quien ha fallecido a su vez, en circunstancias non sanctas, en un hotel por horas. El inspector Boscato, es quien lleva adelante la tarea de desentrañar todo este entuerto argento tan sórdidamente identitario como el mate amargo, y los discos de Gardel. Habitan el relato, también un pirómano empeñando en reconocerse como un abducido, unos siameses chinos, un juez omnipresente y todopoderoso, un policía albino desmesurado y unas vacas holando-argentinas (algo infectadas con el virus Azul) Ricardo Rojas Ayrala aborda el género criminal como un delirante fresco de época en el que se entrecruza pasado y presente para advertirnos sobre el futuro que ya se nos presenta de forma oscura, contundente y bastante confianzuda.

El delicado oficio argentino de dar muerte

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Ricardo Rojas Ayrala
El delicado oficio argentino de dar muerte
Evaristo

Páginas: 248
Formato: 20 x 13 x 2
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ISBN: 9789874911056

El "Churro" Batilana, comisario responsable de una seccional céntrica de la ciudad de Buenos Aires, contrata a un reputado sicario para prender fuego el emblemático templo judío de la calle Libertad. Algo sale mal, muere quemado el sereno paraguayo a quien un agente suelto de la Mossad quiere hacer pasar por el gran Rabino de Ceuta, quien ha fallecido a su vez, en circunstancias non sanctas, en un hotel por horas. El inspector Boscato, es quien lleva adelante la tarea de desentrañar todo este entuerto argento tan sórdidamente identitario como el mate amargo, y los discos de Gardel. Habitan el relato, también un pirómano empeñando en reconocerse como un abducido, unos siameses chinos, un juez omnipresente y todopoderoso, un policía albino desmesurado y unas vacas holando-argentinas (algo infectadas con el virus Azul) Ricardo Rojas Ayrala aborda el género criminal como un delirante fresco de época en el que se entrecruza pasado y presente para advertirnos sobre el futuro que ya se nos presenta de forma oscura, contundente y bastante confianzuda.